miércoles, 10 de febrero de 2016

Riego, estiercol y paja. Terminamos la preparación del terreno

   
El estiércol llegó un poco fresco y cada uno (mas o menos) decide como lo va a  aplicar y en que cantidad. Casi todo el mundo lo echó por encima, excepto el valiente José Luis que tiene su propio "sistema" del cual ya hablaremos mas adelante. Yo opté por echar poco (apenas 2 k por m2) por el tipo de cultivo al que nos limita la fecha que va a ser de poco requerimiento. Dennis por ejemplo aboga por gran cantidad de estiércol y de paja y el resto de los compañeros mas o menos en la línea.

    En la entrada del terreno, nos dejaron una toma de agua de la red con un limitador de presión instalado. De ahí hicimos un reparto con tubería de 30 de polietileno, en la cual se ponía una "T" con salida para tubo de 20 por cada parcela.
    De esa "T" salía un tubo de 20 de polietileno con una llave para cerrar la parcela entera de cada uno. Ya desde esa tubería sale directamente los ramales de tubería de riego integrado de 16 mm con una llave de cierre cada línea. El goteo integrado tiene un caudal de 2,2 l/h y un gotero cada 50 cm.




Distribución de tuberías


  También hemos usado cinta, pero al soportar poca presión (sobre 1 kilo) nos dio problemas de perdidas en los entronques, que solucionamos de forma casera.
 
     El tema de la paja cada uno eligió también sus sistema. Yo opté por cubrir unos caballones solo para comprobar la diferencia con otros sin paja, José Luis nuevamente nos sorprendió a todos con su "sistema" y Dennis utilizo una gran cantidad de paja. Con el tiempo veremos como funciona lo de cada uno y podremos comparar el resultado y el gasto o esfuerzo invertido.
     Tuvimos que rectificar el sistema de esparcimiento de la paja. Por inercia comenzamos a esparcir las soltándola por encima pero de esa forma solo conseguimos que se la lleve el aire. La forma adecuada es soltando placas de unos cm de espesor sin desapelmazarla para que le cueste al viento llevársela. Por último un poco de tierra por encima como peso y un buen regado para que apelmace.   Al final resulta un buen acolchado que retiene la humedad y cuando se descomponga aportará materia orgánica al suelo.
   



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